12- Mrigari el Enemigo de los Animales


Cuenta la historia que había
Un tal Mrigari, cazador,
Que de muchas fechorías
Era el inculpado autor

Mriga significa animal
Y “ari” enemigo
Los hacía agonizar
Dejándolos heridos

Evitaba el blanco mortal
Y gozaba en verlos sufrir
Era su regla habitual
El hacerlo siempre así

Hasta que un día pasara
Por el cruento bosque aquel
El gran sabio Narada
Que encontró el cazador cruel

Primero vio agónicos
Liebres, ciervos, lobos, osos
El sabio quedó atónito
Ante tal hecho espantoso

Cada animal gemía
Retorcido de dolor
“¿Quién causa esta agonía?”
Narada se preguntó

Y ya de cerca pudo ver
A Mrigari en persona
Vestido con una piel
Y hablando huraño idioma

“¿Porqué causas este espanto?
¿Te complace la tortura?
Mira sembrando el llanto
Por tu infame locura

En que corazón cabe
Tamaña crueldad
¿Acaso no sabes
que se paga to mal?

¿Qué bien hallas en esto
De salir así a cazar?
Es deber de un hombre recto
Proteger y no matar...”

Pero Mrigari el bruto
De muy duro corazón
Refunfuñaba entre insultos
Sin dar mucha razón

“Esto es lo que hice siempre
Mi padre lo hizo también
¿Cómo quieres que alimente
A mi esposa y su tropel?

Aparte de eso yo gozo
Al verlos así sufrir
Me siento poderoso
Y bien más varonil

Yo dispongo de la vida
De quien pasa por aquí
Que me rindan pleitesía
Porque dependen de mí

El señor de la muerte
Es el más grande todos
Lo admiro y por consiguiente
Estos males ocasiono...”

Rió Mrigari con sarcasmo
Causando a cualquiera terror
Menos en este gran sabio
Que brilla con bello fulgor

“Miro ¡Oh cruel enemigo!
Lo que a tu muerte te espera...”
Dijo Narada y ahí mismo
Le mostró especial escena

“¡Mita!...mi poder te muestra
En esta clara visión
Toda avecilla y bestia
Que por tus flechas murió

Mira como ansiando esperan
Que llegue tu momento
Para que al vengarse veas
Cuánto les diste tormento

Esto mira y piensa
Si es tan fácil actuar
Todo aquí es una ciencia
Y manda lo espiritual

Arrepiéntete Mrigari
De tu increíble crueldad
Dios de todos es el padre
Y a todos quiere por igual

Sean hombres o animales
Son sus hijos para El
Y no se olvida El de nadie
Por pequeño al parecer...”

Cayó Mrigari a los pies
Del gran sabio Narada
“¡Perdóname!¡Perdóname!”
Y lloraba entre palabras :

“¿Cómo puedo ahora hacer
Para pagar tanto mal?
¿Habrá alguien de tanto bien
Que me quiera perdonar?...”

“Canta el nombre de Señor
Día y noche sin cesar
En murmullo o a viva voz
Y te va a aliviar...

Pues la escritura declara
Que Su nombre es tan potente
Que no hay mal que no deshaga
Si sincero te arrepientes

Canta pues Su santo nombre
Y limpia sí tu alma
No hallará el pecado donde
Hacer en ti morada...”

Esto dijo y se fue
El gran sabio por el cielo
Cantando él también
Los nombres del Supremo

Y muchos años después
Pasó el santo con Angira
Por el mismo bosque aquel
En que Mrigari vivía

Narada dijo :
“Angira vamos a ver
Tengo aquí un discípulo
Años ha que lo inicié
En los sagrados ritos

Era un cazador muy malo
Más se arrepintió por gracia
Veamos cuanto ha avanzado
Y si el mantra aún lo canta...”

Y mientras esto decía
Vieron a poca distancia
A un hombre que barría
Con suaves manos mansas

Y esfuerzo extraño hacía
Tratando de postrarse
¡Cuidando que ni una hormiga
Bajo él fuera a aplastarse!

“Perdona Gurudeva
Por no caer cono una vara
Bien lo haría si pudiera
Pero aquí hay almas hermanas

Me has enseñado el respeto
Por todo lo que respira
Creo haber entendido esto :
Que es un alma cada vida...”

Sorpresa fue para los sabios
El gran Narada y Angira
Escuchar eso de labios
Del que tanto mal hacía

“Perdona todo mi pasado
De ignorancia y crueldad
Por el mantra que me has dado
Ahora veo en realidad

Un corazón enfermo
Es insensible a la Verdad
Es como un ojo ciego
Que ni el sol para él está

El ojo percibe formas
La nariz percibe olor
Y la Verdad sólo asoma
Donde es puro el corazón

Por el mantra que me has dado
Ahora sí puedo sentir
Que en todo lo creado
Vibra algo igual que en mí

Gracias, gracias Gurudeva
Sé que no puedo pagar
Crece más en mí la deuda
En tanto sigue en mi cantar

Me salvaste ya sin duda
De un futuro infernal
Y sólo buena fortuna
Me queda hoy por esperar...”

Narada y Angira rieron
Dando gracias al Señor
Tan felices se sintieron
Viendo el triunfo del amor

“Canta el santo nombre canta
Día y noche y a viva voz
No cae en desesperanza
Quien glorifica al Señor

Es alimento del alma
Que bien la hará crecer
Hasta que el éxtasis haga
En ella firme cuartel

Nada te baje ni distraiga
Ni desvíes tu vocación
Sólo hay progreso del alma,
No hay descanso más que con Dios...”

Narada y Angira se fueron
Cantando con felicidad
Del gran milagro que vieron
Como los de Prabhupad

De “anima” o “alma” viene
La palabra “animal”
Bien puesto el nombre tiene
Porque es alma, nuestro igual.

No hay comentarios:

Publicar un comentario